Mi historia con la Fuego. Daniel

19.03.2009 00:20

Mi historia con la Fuego

Todo comienza en 1982. Sale la Fuego, hasta ahí no había conocido un auto que me gustara íntegramente, de proa a popa, de babor a estribor. Completa, emergía en mis sueños como algo imposible, por mi edad y por su precio. Entonces me propuse hacer realidad mi sueño: "Algún día tendré una Fuego. En el 2000, voy a comprar una 82, que seguro van a estar mas baratas", les decía a mis amigos que se morían de risa. Pero como siempre la realidad supera a la ficción y en este caso fueron 2 años antes. Para el 94 me compre un R12 que estaba para el desguace, no salía los días de lluvia. No por cuidarlo, sino porque estaba mas seco fuera del auto que dentro de él. Era, simplemente un desastre. Luego las cosas me fueron un poco mejor y lo arreglé todo, chapa, pintura, mecánica, interior y quedo espectacular. Lo que menos me imaginaba era que ese R12 me daría el sueño de mi vida. El sábado 27 de junio de 1998, estaba en el taller mecánico y él me dijo que vendía su Fuego, me puse como loco, pedía U$S 4500.-, yo tenía 1500 ahorrados, pero la diferencia era un abismo. Pero sucedió un milagro, me estaba por ir del taller cuando entró un tipo con cara de bonachón y pregunto de quien era el R12 rojo, y todos me señalaron. Cuanto querés pibe? Y sin dudar un segundo le dije 3000. El tipo puso cara de haber visto a Satanás, pero me pidió el teléfono. El martes 30 de junio me llamó y quiso detalles del auto y su papelería. El miércoles 1 de julio me llamo y dijo que el sábado pasaba por casa a buscar el auto y yo le pedí por favor que venga después del partido de Argentina, a lo cual accedió. Inmediatamente llame a mi mecánico y le dije que el sábado iba por la Fuego. "Bueno, bueno, te espero" y colgó. Me puse a llorar. Ese jueves y ese viernes estaba descontrolado, IBA A CUMPLIR MI SUEÑO!!!!!!!!. Llegó el sábado. Argentina había perdido y quedado afuera del mundial, llovía y yo pensaba, este tipo no va a venir. Pero vino. Miró el auto de arriba a abajo. Los papeles los estudió como si fuera a rendir el examen final de su carrera. La mujer le daba codazos para que dé el visto bueno, yo temblaba y al final sacó los 3000 de una carterita, los conté, firmamos todo y se lo llevó. Mientras sacaba el auto del garage le pedí un ultimo favor. "Me alcanza hasta el taller, maestro?". Cuando llegué estaba ahí, de frente, como esperándome. "Trajiste la tarasca?" dijo mi mecánico. "Despedite de la cupé, sorete" le contesté, hicimos los papeles, me subí y se me escapó un lagrimón. Llegué a casa, la entré en el garage, y la sequé. Mi esposa sabía que era mi sueño, así que nos dejó solos. Estuve como una hora sentado, la miraba, le hablaba, lagrimeaba como un chico. Ahí comprendí lo que es el amor por un auto. Amor que me demuestra cada día cuando la pongo en marcha y siempre, pero siempre, responde. La historia sigue pero no puedo, me emocioné otra vez.

Daniel

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